Seguramente hemos
visto algún conductor o conductora conduciendo de forma agresiva, aclaro que no
hace falta saltarse los límites de velocidad, aceleran deprisa, cambian de carril de forma brusca, frenan en el ultimo segundo, justo antes del semáforo, el stop, o lo que sea que les impida continuar
el camino. Con esta imagen en la cabeza es fácil asociar esa conducción con un aumento
del consumo de combustible, sin embargo también afecta negativamente al
bolsillo, aunque no se vea a corto plazo, y no me refiero a que tenga que llenar de nuevo el depósito después de recorrer 100 Km, que también.
Las ruedas son un
elemento indispensable en la seguridad del coche, y por tanto están diseñadas y fabricadas para se
adapten perfectamente a casi cualquier tipo de conducción. Tienen una vida de
uso alrededor de 40.000 km, esta cifra es orientativa ya que la duración puede
variar, dependerá de la marca que lo fabrique, el modelo de rueda, el tipo de conducción
que se haga, la carretera por la que se circule, etc... En el caso de una
conducción agresiva esa vida se acorta de forma radical, la rueda se desgasta
antes ya que ejerce mayor presión contra el suelo, que se agudiza en las curvas
y en las salidas de inicio de marcha, y por supuesto en las frenadas.
Otros elementos que
se ven afectados son los frenos y los discos de frenos, ambos se desgastarán muy
rápido, ya que las frenadas serán más bruscas.
El motor también se
verá afectado debido a que se le exige mucha potencia, por tanto trabajará muy revolucionado, y de forma
continuada.