Las ruedas nos mantienen “pegados” a la carretera.
Espero que con esta única frase pueda transmitir la gran importancia que reside en este elemento del vehículo para con nuestra seguridad.
El mal
estado del neumático condiciona de forma notable el comportamiento y
estabilidad del vehículo, es por ello que cada 15 días o bien cada 500 km hay
que revisar las presiones y estado, además de estar atento a su desgaste.
La
presión de las ruedas del eje delantero y las ruedas del eje trasero son
distintas, el motivo es el motor, pesa bastante y por tanto se debe aumentar la presión
de los neumáticos que lo soportan (ruedas delanteras en general), la cantidad
de aire será la que determine el
fabricante del coche y aparece en el manual de usuario, y en el lateral de la puerta del conductor.
Es conveniente hacerlo con
las ruedas frías, esto es, recorrer no más de un kilómetro antes de comprobar la presión. Si recorremos más distancia la rueda comenzará a coger temperatura
aumentando, por tanto, la presión y llegaríamos a la conclusión, al medir, de
que es la adecuada, o peor aún, que debemos sacar algo de aire por que es superior
a la correcta.
¿Las
ruedas pueden condicionar también el consumo? La respuesta es afirmativa.
Cuando la presión es baja la rueda apoya en más superficie, aumentando, por
tanto, el rozamiento y por ende el consumo. Por el contrario, si la presión es alta
puede llegar a ser peligroso ya que la rueda apoya en menos superficie, condicionando
las frenadas haciéndolas más largas. Otra consecuencia es que el neumático se
desgasta más rápidamente.
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